Pasados unos cuantos días en la acampada de la costa del Parque Tayrona,
disfrutando del estupendo lugar que comentábamos en la anterior entrada, pusimos
rumbo a Cartagena para ir concretando los trámites de paso a Panamá. Hicimos el
trayecto en varios días con una parada en un rincón bastante turístico llamado
Puerto Velero que no resultó gran cosa y llegamos a Cartagena.
Evidentemente la suerte no nos estaba acompañando en esta llegada, pues el
estupendo sitio que lleva años figurando en el ambiente overlander, fue precisamente
clausurado por la policía al día siguiente de nuestra llegada. En negociaciones
con los agentes (corrupción incluida) conseguimos que consintieran autorizar nuestra presencia al
otro lado de la playa que, aunque incomparablemente peor que el utilizado hasta
entonces, nos permitió una estancia suficientemente tranquila para visitar la
ciudad y esperar la fecha de salida del camión en primer lugar y nuestra propia salida después.
Mientras íbamos solucionando los traslados fuimos realizando visitas a la
ciudad antigua que es, sin duda, una de las más bonitas de toda Sudamérica, a la
que, sin embargo, la ingente nube de vendedores de todo lo imaginable
convierte las visitas en algo desagradable. Quizás algún día alguien comprenda
el daño que esta “no gestión” turística está causando, pero de momento si
quieres visitar la ciudad tienes la única opción de intentar abstraerte por
difícil que intenten ponerlo.
De la ciudad, decir que se trata de una auténtica joya colonial en un gran
estado de conservación dando incluso la sensación de que la gestión del magnífico
patrimonio es realmente buena, aunque por tratarse de Colombia pudiera parecer
increíble.
Perderse al atardecer por sus calles entre los magníficos edificios de
piedra o recorrer la muralla mientras el sol se pone sobre el mar Caribe son
experiencias inolvidables.
En el momento de escribir esto, estamos en un hotel pues nuestro camión
está en el puerto a la espera de ser cargado en un barco que nos lo dejará en
cuatro o cinco días en Colón (Panamá) y nosotros próximos a abordar el
catamarán Nacar2 que en cuatro días de navegación a vela nos llevará a visitar las
islas San Blas, un paraíso caribeño en el que haremos snorkeling para admirar
la barrera coralina y que nos dejará en un pueblecito de la costa Panameña que se
llama Puerto Lindo.
El siguiente post será desde Panamá y para entonces ya seremos unos marinos consumados. Esperamos que sin mareos...
Adiós a América del Sur. El camión ya está embarcado hacia Panamá
1 comentario:
Hola desde La Zubia (GR):
Encantado de ver que el viaje sigue.
Saludos cordiales.
Pepe
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