Llegamos a Chichicastenango para encontrarnos el sitio “oficial” de
IOverlander ocupado por la feria que se preparaba para las fiestas patronales. La difícil búsqueda de una solución al ser el pueblo tan complicado y abarrotado hasta el punto de que la policía municipal, comunicándose con walkys, tuvo que cortar el tráfico en tres manzanas para permitir el paso del camión,
nos llevó a preguntar en un amplio solar en el que había un par de camiones y
la suerte nos sonrió al encontrar a una familia muy agradable que nos permitió
pasar las tres noches proyectadas en su patio.
¿Qué decir de Chichicastenango? Es cierto que el mercado es muy pintoresco,
con las gentes ataviadas con la vestimenta típica, centenares de puestos con
casi todo lo imaginable, una bonita artesanía, una “plaza central” con dos iglesias coloniales
una del cuales tiene un claustro digno de ver, el habitual cementerio muy
colorido…
Y, poco más. Suciedad, suciedad y más suciedad. Triste, pero real.
No podemos decir que no vale la pena conocerlo, pero lo encontrado estuvo muy por
debajo de las expectativas, considerando además, que no somos personas
remilgadas con lo que encontramos ya que, no en vano, tenemos mucha África y
Asia en nuestra historia viajera.
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