La siguiente etapa, tras
un intento frustrado de asistir a una fiesta que prometía en Tenosique debido a
que las fechas que figuraban en nuestra guía eran erróneas hicimos alto en
Palenque para visitar las ruinas.
En un estado de
conservación algo peor que lo visitado hasta ahora, no dejan de ser realmente
impresionantes. Varias horas de caminar subiendo y bajando pirámides con un
almuerzo al pie de una de ellas nos dejaron hacer una completa vista del parque
arqueológico.
Desde allí planeábamos
recorrer Chiapas para conocer el Cañón del Desaguadero, pero ante la unánime
opinión, incluyendo a la policía, de que el recorrido sería incómodo sino
peligroso y fieles a nuestra idea de minimizar riesgos de ese tipo, un larguísimo
recorrido rodeando la zona nos lleva hasta uno de los llamados pueblos mágicos
de México: Capulápan.
Un bonito, limpio y
perfectamente organizado pueblo situado en un espléndido paisaje en el que nos
tomamos un descanso de dos días.
Desde allí alcanzamos
Oaxaca, ciudad que nos causó una magnífica impresión. Deambulamos por las
calles del centro visitando el mercado, el Zócalo o plaza Mayor, el convento de
santo Domingo de Guzmán y dedicamos casi un día completo a las ruinas de Monte
Albán, otro lugar digno de ser visitado.
Palenque:
Capulálpam:
Oaxaca:
Monte Albán:
Visita al museo del convento de San Francisco de Guzmán: