AVISO a nuestros seguidores y visitantes

Acabamos de estrenar nueva Web con mejoras de presentación y accesibilidad. A partir de ahora nuestro Blog se publicará en un nueva plataforma y será accesible desde la Web junto con muchas más cosas: "LINDOS", la nueva sección con lugares muy especiales que hemos visitado, acceso a los tracks para GPS de nuestros recorridos, una galería de imágenes, etc.
Esperamos que os guste, disculpéis las molestias y que sigáis siguiendo nuestra aventura.
El enlace para acceder a la WEB es :
www.erg-adventure.com






























































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jueves, 19 de diciembre de 2019

El mercado de Chichicastenango



Llegamos a Chichicastenango para encontrarnos el sitio “oficial” de IOverlander ocupado por la feria que se preparaba para las fiestas patronales. La difícil búsqueda de una  solución al ser el pueblo tan complicado y abarrotado hasta el punto de que la policía municipal, comunicándose con walkys, tuvo que cortar el tráfico en tres manzanas para permitir el paso del camión, nos llevó a preguntar en un amplio solar en el que había un par de camiones y la suerte nos sonrió al encontrar a una familia muy agradable que nos permitió pasar las tres noches proyectadas en su patio.
¿Qué decir de Chichicastenango? Es cierto que el mercado es muy pintoresco, con las gentes ataviadas con la vestimenta típica, centenares de puestos con casi todo lo imaginable, una bonita  artesanía, una “plaza central” con dos iglesias coloniales una del cuales tiene un claustro digno de ver, el habitual cementerio muy colorido…
Y, poco más. Suciedad, suciedad y más suciedad. Triste, pero real.
No podemos decir que no vale la pena  conocerlo, pero lo encontrado estuvo muy por debajo de las expectativas, considerando además, que no somos personas remilgadas con lo que encontramos ya que, no en vano, tenemos mucha África y Asia en nuestra historia viajera.
















jueves, 12 de diciembre de 2019

El lago de Atitlán



Rodamos desde Antigua por una carretera que fue empeorando hasta convertirse en un mal camino, para, una vez tomado el desvío hacia Panajachel a orillas del lago, poner a prueba el conocimiento de las medidas del camión al atravesar pueblos por calles imposibles, pero es una circunstancia que casi da vergüenza reconocer, porque por ellas circulan a diario enormes camiones, cuyo paso es inexplicable. Una vez en el citado Panajachel situamos nuestro camión en una gran superficie plana a la orilla del lago ante un paisaje espléndido.
Era viernes y al día siguiente dejando claro que tenemos una habilidad especial para llegar en el peor momento, la zona se convirtió en un lugar de reunión de una multitud que viaja hasta  allí en los días festivos a pasar el día. Una gran mayoría son miembros de una de las innumerables iglesias que aparecen en cada rincón de América. Vienen en autobuses cargados con toda la parafernalia de sillas, equipos potentísimos de sonido y celebran sus rituales a la orilla del lago con bautismos por inmersión y demás ceremonias que duran horas. Es indudable que para sí quisieran otras confesiones tradicionales la mitad de la fe y devoción que allí se puede ver.
Cientos de puestos de venta callejera, muchos restaurantes, altavoces anunciando la partida de barcos para paseos por el lago… En fin, un ambiente que bien está haber visto una vez pero que intentaremos rehuir en lo sucesivo.
El domingo en una lancha colectiva cruzamos el lago para pasear por Santiago de Atitlán y su famoso mercado. Aunque es interesante ver a los hombres y mujeres ataviados a la usanza, es difícil abstraerse de la suciedad y de lo poco (o nada) cuidado que el pueblo está, circunstancia tanto más triste por el precioso entorno en el que se halla al pie de los imponentes volcanes y a la orilla del precioso lago.
Con un fallido intento de dar la vuelta, al menos parcialmente, al lago, debido a la imposibilidad de paso del camión por las angostas calles de los pueblo decidimos retornar al mismo lugar y emprender al día siguiente en camino hacia Chichicastenango.

Lago Atitlán desde el campamento


 Ambiente de Panajachel





Atardecer sobre el lago



Navegando hacia Santiago de Atitlán

Llegada a Santiago


Ambiente en el mercado dominical 





La salida de la misa del domingo











domingo, 8 de diciembre de 2019

Santiago de los Caballeros… o Antigua



Con las magníficas sensaciones de la caminata hasta la cima del volcán Pacaya emprendimos el corto camino a través de los valles enmarcados por los tres volcanes que rodean la ciudad de Antigua, en su origen llamada Santiago de los Caballeros, en donde nos instalamos en un lugar que mencionaremos por lo insólito: en esta preciosa ciudad colonial la Policía de Turismo permite acampar en una finca de su propiedad en pleno centro histórico, un lugar sombreado, gratis, plano y, cómo no, totalmente seguro. Ojalá todas las ciudades ofrecieran algo parecido.
Desde allí aprovechamos para hacer algunas compras y sobre todo para una detenida y tranquila vista de la ciudad, tanto de noche como de día.
Se trata de una de las más bonitas ciudades coloniales de América, bastante bien conservada a pesar de que su historia es una sucesión de desastres provocados por los frecuentes y demoledores terremotos que han propiciado que sea reconstruida una y otra vez e incluso que la capitalidad del territorio que en tiempos cubría desde México hasta Panamá se trasladara a Ciudad de Guatemala, de donde viene su nombre: Antigua Guatemala.
Ni que decir tiene que ese ambiente colonial la hace parecer muy española habiendo que el deambular por sus calles sea un verdadero placer al contemplar las edificaciones de una o dos plantas con sus ventanales de esquina protegidos por bonitas rejas forjadas, para que al levantar ocasionalmente la vista, nos topemos con la imponente silueta de uno de los volcanes que la custodian o la amenazan.
Solamente, y con intención constructiva, sugerir a las autoridades la supresión o al menos disminución del tráfico rodado por el centro histórico.
















Ruinas de la catedral





Antígua. Al fondo el volcán Agua