Veníamos desde hacía muchos kilómetros con problemas mecánicos de cierta
importancia y sabiendo que en Cancún existía un servicio oficial Man en el que,
si bien no poníamos mucha fe debido a que los camiones Man a los que dan
servicio están fabricado en Brasil y difieren notablemente del nuestro,
abrigábamos al menos la esperanza de que supieran resolver nuestros problemas.
Los recambios ya veríamos como conseguirlos.
Con el plan de acercarnos al taller el día 2, después de las fiestas, iniciamos el recorrido por toda la llamada Rivera Maya. Hicimos visitas como
el pueblo de Bacalar, al lado de la laguna homónima, de un azul turquesa
espectacular, Mahahual, en la costa a la orilla del siempre espectacular
Caribe, Tulúm para visitar las ruinas situadas en un acantilado y con playa
propia (entre pirámide Maya y pirámide Maya te puedes dar un baño) y Playa del
Carmen con mucho ambiente que, aunque no es nuestro medio preferido, resultó
agradable pasear por su calle peatonal abarrotada de tiendas (las mismas que en
cualquier sitio: Zara, Burger King, Mac Donald, etc.).
Desde allí, con un alto en el taller al llegar a Cancún para cerrar una
cita para el día 2, nos acercamos a un lugar realmente precioso al norte de la
ciudad. Es un estrecho istmo de arena con bonitas playas, muchas aves y sobre
todo una cantidad espectacular de mosquitos como nunca habíamos visto, que
hicieron que la estancia allí pasara de ser el paraíso a vivir una pequeña
tortura. Descubrimos que al borde del mar se estaba mejor y pasamos muchas
horas en el agua.
Cuando preparábamos la barbacoa para preparar un buen asado para la cena
antes de las campanadas, comenzó a llover, lo que lejos de estropear la velada
la hizo mucho más cómoda al desaparecer los insoportables mosquitos.
Con las campanadas en diferido del reloj de la Puerta del Sol y las
tradicionales doce uvas, concluyó la jornada y el año. ¡Feliz 2020 a todo el
mundo!
Bacalar:
Mahahual:
Ruinas de Tulum:
Isla Blanca (Cancún). Fin de Año:
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